El Diario de Marta la Rara

El Diario de Marta la Rara
Ana Bermejo

miércoles, 13 de marzo de 2013

¡Que no somos una maleta. Joé!


¡Estoy hasta los mismísimos! Me pone de los nervios ver como nos mangonean los adultos. Juezas, incluidas, sí. Que una  tipa y un tipo se tiran los trastos  y ya no se quieren más, pues el pato lo pagan siempre los hijos. Y es una pena, jopelines. Pero una cosa es una cosa y  seis son seis. Vamos que es de bochorno ver cómo a  los más pequeños los arrancan a viva fuerza de la casa de su madre y los mandan al más allá, léase Mexico mismamente, sin poder ni siquiera despedirse de la sua mamma. Joé, es para llorar. Y también es la bomba ver como la policía encierra a los niños en coches como si fuesen criminales, y se los llevan hechos un mar de lágrimas junto a personas con las que NO QUIEREN ESTAR. Como si no tuviesen nada mejor qué hacer -la poli, se entiende-  con la cantidad de chorizos que andan deambulando por  ahí ¿Quién les ha preguntado a estos niños con quién quieren vivir? ¿Han tenido en cuenta dónde están sus amigos, su cole, su cuarto, su mascota...? ¡Qué padre o madre comilfó puede querer llevarse a sus hijos lejos, muy lejos, sólo para fastidiar a su ex!. Y encima eso lo hace una jueza. ¿Tendrá hijos? ¿Le gustaría que se los llevasen contra sus deseos a Las Chimbambas y no volver a verlos más? Casi mejor  que no.

Yo me rebelo que lo sepan y aunque sólo pueda utilizar la palabra, quiero decirlo bien alto:   ESO NO SE HACE. TENEMOS DERECHOS y no sólo los padres, ni las naciones. No somos un mueble, ni una maleta, ni un hijo de quita y pon.


Marta súper cabreada

3 comentarios:

Andrea dijo...

¿Y esto a qué ha venido? Me explico,estoy de acuerdo contigo,como siempre,pero no entiendo a qué viene esto ahora... o.o

Besos

Ana Bermejo dijo...

¡Hola, Andrea! Estaba el otro día viendo la tele, cuando apareció la imagen de un coche en el que se llevaban a unos niños para entregárselos a su padre en México. Los tíos y otros familiares se tiraban encima del coche intentado detenerlo pero no lo lograron. Mientras, los niños lloraban en el interior. Se los llevaban a la fuerza, no les dejaron ni despedirse de su madre, con quien hasta entonces vivían. La jueza que dictó la sentencia dijo que era cosa de la Ley, pero yo creo que no es justo tratar así a nadie. Y mucho menos a un menor, porque ellos no tienen la culpa de que sus padres se lleven mal. Además, eso sólo les enseñará a hacer las cosas a lo bruto, sin pararse a pensar. Te juro que se me quedó el alma hecha unos zorros, así que me metí en el blog y me olvidé de los Sinsangre, de la mia mamma y de mi abu y largué lo que sentía, así sin más, porque una ya es casi adulta y tiene corazón y eso tiene que notarse. Joé. Espero que me comprendas. Marta

Alba Luengo dijo...

me he confundido de sitio jiji